Aunque no en pocas ocasiones reneguemos de muchos aspectos de la sociedad, cada vez que asistimos a una desgracia, la esperanza en la humanidad crece un poquito. Lo vimos de cerca en su día con los voluntarios que se lanzaron a limpiar las costas tras el ‘Prestige’, lo vimos con las colas para donar sangre tras el accidente de Angrois y lo volvemos a ver ahora tras la catástrofe de la DANA. Lo vemos con los miles de voluntarios y con las masivas recogidas de alimentos y productos de primera necesidad en A Coruña y en el resto de España.